Por los bajos costos que ofrecen, entre 15 y 20 pesos por un envase de 20 litros, las rellenadoras –mal llamadas purificadoras de agua– se han convertido en una opción asequible para muchas familias, pero la falta de supervisión en el cumplimiento de normas operativas abre riesgos para la salud en el corto, mediano y largo plazo.
La falta de confianza de los ciudadanos en la calidad del agua detonó el establecimiento de rellenadoras de agua en el país, que ocupa el primer lugar a nivel mundial en consumo de agua embotellada —274 litros per capita, de acuerdo con datos de Statista—. Sin embargo, la operación de estos centros no garantiza que los mexicanos tengan acceso a agua de calidad.
Actualmente, en el país hay cerca de 17 mil rellenadoras, de acuerdo con el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas del Inegi. Un estudio realizado en 2019 por investigadores de la Universidad de Guadalajara en establecimientos de la Zona Metropolitana de esa ciudad determinó que tres de cada 10 establecimientos incumplieron con las especificaciones de la Norma Oficial Mexicana (NOM-201-SSA1-2015), la cual establece los criterios mínimos que debe cumplir el agua y hielo para consumo humano. Leer más…